columpio

Estaba tirada en la arena.
Viendo como una niña más allá trataba de hacer un castillo, con poco exito.
Tumbada, viendo los arboles que rodeaban el parque retorcerse,
mover sus ramas con el viento.

Se tapaba los ojos cuando el columpio sobre su cabeza se movía como loco, revolucionandose.
Sabía que no podía alcanzarla,
que se mantendría a la distancia suficiente sobre su cabeza,
pero no podía evitar taparse los ojos.
Y pedir a gritos silenciosos que ese columpio no cayera sobre ella.

Fotografía Original de Leonardo Needham

Estaba alli por gusto.
Era una nueva forma de ver el mundo.
Desde abajo, y no desde su metro y poco de altura.

Así veía de otra forma a los pájaros,
y a la mariquita que hacía poco había paseado por su nariz,
y que se esforzaba ahora por subir por la brillante cadena del columpio.

idiota

-  No te mereces ni el oxígeno que respiras.
- Bien, haré la fotosíntesis.
- Haz el favor y desaparece, o muerete. Preferiblemente lo segundo.

No comprendía que ella no lo quería en su vida.
Que era un recuerdo del pasado, de un pasado olvidado, de un pasado oscuro.
O simplemente del pasado.
No asimilaba la idea del dolor que causaba cada una de sus palabras.
Como cortes en una piel ya curada de miles de heridas pasadas.

amapola

Brillos dorados a su alrededor,
cambiando los tonos verdes y reflejando el sol.
Sin embargo no era ese dorado el que más le llamaba la atencion.
Había algo en el centro de ese campo que era distinto.
Rojo. Una amapola solitaria.
Mecida por el viento, haciendo que la pequeña amapola,
en su movimiento pareciera ser muchas más.
Atrayendo las miradas.

Fotografía por Rebeca Rodriguez

lineas

"It is a truth universally acknowledged, that a single man in possession of a good fortune, must be in want of a wife. " J. Austen, pride and prejudice

Apenas podía leer más de aquellas líneas, trataba de pensar.
Sabía a lo que le recordaba aquella frase,
el comienzo de aquel libro.
Pero no había sido intencionado.
Era el primer libro que se había caido de la estantería.

Estanterías repletas de libros, en todos los idiomas,
de todos los autores.
Libros que la habían llamado en algún sitio,como una suave voz.

zapatillas

Lo había visto en varias películas de las que veían sus hijos,
unas zapatillas colgadas de un cable.

No entendía por qué aparecían allí,
¿Alguien juega a ser acrobata sobre los tendidos electricos?
¿Alguien gasta bromas a otro alguien?
(Pobre, ese segundo alguien, que tendría que olver a casa descalzo)

Pero ahora, sin planearlo, encontraba unos zapatos en las mismas condiciones.
En el medio de la nada.
Perdidos.

memories

There were, kept in that old and wasted box, the echos of the first date.
Sounding in her hears.
Walks by the old path to the fields,
theatre every thursday night,
meet in a café in the corner between their work places.

Was just a light wind, a sigh,
a murmur which passed next to her.
So next that she felt that he was holding her cold hand.
It was so light, and even like that, she felt it.

The next step in the rain, did never happened.
She stopped there,
where she had felt him.
It had passed twenty years since the moment he left her.
And she did not want to be alone, again.

arder

Ardía.
Aquel granero que permanecía en su memoria,
ardía frente a sus ojos y ante los de todos los que se habían congregado allí.
No esperaban nada, ni a nadie.
Solamente observaban cómo las llamas consumían las rojas paredes de madera.


El humo, llevado y zarandeado por el viento reflejaba todo.
Todo lo que había ocurrido, todo lo que no había llegado a ocurrir.
Secretos, miradas, caricias compartidas por los que observan su final.

Sus tablones nunca habían sido ni tan silenciosos ni tan ásperos como en ese momento.
Ardía.
Quemando recuerdos.
Quemando principios y finales de noches de desconocidos.

caminos

Mordió con fuerza su merienda,
pan casero con un trocito de chocolate.
Solo por esas meriendas merecía la pena el paseo.
El camino hasta la huerta, un sendero estrecho,
apenas tenía sombra que la cubriera del fuerte sol de Julio.

Fotografía de Estefanía Agüero Merino, más en

http://www.flickr.com/photos/smilefor-thecamera

Decidió explorar los campos cercanos, dorados y verdes,
amarillos y negros.
Se sentía rodeada por aquellas altas espigas.
Se sentía muy pequeña, como un pequeño ratoncillo en una gran ciudad.

No muy lejos, la abuela revisaba la huerta.

reto 1

Pensaba en cientos de cosas, en cientos.
En el color de las nubes,
en el sol cayendo sobre el agua de la fuente de la plaza,
y en aquellos chiquillos corriendo por los jardines.

Brillante rojo sobre el resto de colores,
sobre el verde, sobre la remolacha, sobre la blanca sal.
La distraccion le pasó factura.
Pero no puedo evitar fijarse en el color de su sangre sobre el resto de colores.

Con cuidado se curó la herida,
y siguió pensando en el mundo que había más allá de su cocina

y entonces, se puso a bailar

No era lo que había planeado.
Ni tan siquiera seguía las lineas de su maltratado boceto.
Sacó el papel de su bolsillo trasero,
él lo llamaba papel, pero había sido una servilleta,
único papel a mano cuando le visitaron las musas.
Pero eso no era lo importante,
NO se parecía.
No reflejaba lo que el quería expresar.
No funcionaba.

Y entonces, sin previo aviso, empezó a bailar.
Bailaba al ritmo de ninguna música.

Empezaba el tercer giro de esa coreografía improvisada,
y mirando de nuevo el lienzo,
frunció las cejas para acabar cogiendo un pincel y dar la última pincelada.
Repentinamente, todo volvía a tener sentido.

foto

Era una foto realmente vieja.
Había pasado más de 20 años enterrada en su cartera,
y apenas recordaba a aquella persona que aparecía junto a él.
Ambos sonreían, pero no sabía el por qué lo hacían.
No sabía en qué fotomatón se había tomado la fotografía,
pero sonreían, y se abrazaban.

Apenas recordaba la mitad de su vida,
pero había algo en ese hoyuelo que le recordaba a algo.
El pestañeo era más lento,
un giro de cabeza, pendiente del sueño.
Y ver un hoyuelo en una sonrisa.