Poesías sin rima ni verso, cuentos para niños que no son para niños, ideas frustradas, y gritos silenciosos.

Sunday 25 November 2012

final

No había un fin, 
Bueno, haberle, le había, 
pero no les gustaba. 
A ninguno. 

Y buscaban soluciones
¿Y si huimos?
¿Y si cambiamos el perro?
Y si, Y si, Y si. 

Solución tras solución. 
Sin encontrar un final apropiado, 
ninguno válido para ellos. 
Y dejaron el final abierto.

bruja

Una carpa de colores, 
decaidos, pero que brillaron, 
en algún momento. Incierto pasado. 
Cuando ella era la estrella, 
el centro del campamento. 

Una gitana con una bola de cristal, 
unos ojos que habías visto cientos de futuros, 
y no el propio. Incierto futuro. 
Era bella, y eso no había decaido. 
Había sido relegada, 
no por una mujer barbuda, 
ni por un elefante trompa. 

El circo ya no era lo que había sido. 
Como nada vuelve a su pasado. 

Había vivido tiempos mejores, 
de miedo y credulidad, 
de leer líneas en las manos, 
y de descifrar cartas en blanco. 

ayuda

Esas pequeñas acciones incoherentes, 
que nos llevan a pedir ayuda, 
pero no gritar, No.
Eso es de locos. 
Y demasiado coherente. 
NO.

Simplemente liberarnos, 
calmarnos, y con un café, 
o un chocolate, 
dependiendo de la hora, 
abandonar las cosas que queremos decir. 

Si, abandonar. 
Meterlas en una maleta, 
sin doblarlas ni nada, 
sin sutilezas de esas 
de las que usan los poetas. 
O los borrachos.
Todos de madrugada. 

Pero liberarse, 
contar a los cuatro vientos las dudas, 
los martirios y los dolores. 
De pies. De Cabeza. 

Simplemente, dejando caer una indirecta. 


ser o no

Corría por el campo, 
alejándose de donde estaban los demás. 
Su madre con su gorro, 
estirada, vigilandola. 
Su padre ayudando con la cometa.
"No corras por el campo, 
que no eres una cabra"

La recordaba a los 
"No corras por casa, 
que vas a romper algo"
y a los "no corras por la calle, 
que eres una señorita"

Estaba cansada de no saber, 
porque ya no sabía que era, 
y qué no era. 

Pero eso daba igual. 
tenían una cometa.
Iban a hacer cosquillas a las nubes.


Wednesday 14 November 2012

Abuelas

Era la imagen que tenían de ella, 
unas gafas medio caídas, 
que no se sabía si eran así, 
o es que se deslizaban por su fina nariz.
Aunque siempre sujetas con un lazo, 
para no romperlas, 
por si daba la casualidad de que caían.

Aunque no todos se acordaban de sus gafas. 
Otros se acordaban de sus manos, 
arrugadas y viejecitas, 
pero que hacían ganchillo como ningunas, 
a una velocidad primorosa.
Hacían y deshacían. 
Acababa la manta y la desacababa, 
y hacía siete bufandas. 
Y un jersey. 
Para su nieto. 

Las otras abuelas, 
de su misma condición,
de viejecitas y arrugadas, 
(porque sino no son abuelas)
la recordaban por apañada y mañosa, 
por que las ponía los rulos, 
o porque las había hecho unas cortinas.

Pero su nieto se acordaba de ella, 
no por sus gafas, ni sus manos, 
ni por lo maja y primorosa que ella era, 
sino por su jersey, 
que le vino grande seis años,
y que cuando se lo puso, Picaba. 

Tuesday 13 November 2012

Colores

No era como en las fotos, 
ni la chimenea estaba encendida, 
ni los cuadros estaban en el mismo sitio, 
ni la mecedora en su lugar. 

No había manta tejida a mano, 
ni una planta frente a la ventana, 
ni los platos puestos en la mesa. 

Obviamente, no era como la imagen. 
Quizás influía en algo la  foto 
o que fuera en blanco y negro.

Porque antes, las fotografías eran así, 
en blanco y negro, 
con todos sus tonos intermedios. 
Su gris claro para las flores de los platos, 
su mezcla de grises para el fuego.

Y hacía que pareciera lo normal, 
el ver las cosas en blanco y negro. 
En negro, blanco y muchas variedades de gris. 
Aunque la vida no era así. 

Las flores de los platos eran azules, 
la manta de la abuela verde y rosa, 
y el fuego iluminaba todo de naranja. 

Claramente la vida no era así, 
no era negra, blanca y con tonos de gris, 
era naranja, verde, rosa y marfil. 
Por las paredes. 

Al menos, allí

Ganas

Se miraba en el espejo,
en aquel espejo ovalado del salón,
aquel del marco descascarillado.
Sin reconocerse del todo,
sin perder de vista las arrugas,
que empezaban a dominar su frente.

No había querido aceptarlas antes,
ahora ya era imposible negarlas.
Quizá se hacía mayor.
Quizá.

Las canas habían sido el aviso,
aunque tampoco había querido fijarse.
Seguía mirandose, muy atentamente.

Aún quedaban muchas cosas por hacer, 
y no la iban a parar unas arrugas, 
ni unas canas, 
ni un espejo medio torcido. 

Y muchas ganas guardadas, 
en la fortaleza más cuidada, 
dispuestas a salir, 
liberandolas poco a poco.

Thursday 1 November 2012

1 de noviembre

Así cada año. 
Un paseo obligado.
Retirar las flores marchitas, 
y limpiar el polvo y las hojas. 

La recordaba a cuando le vestía, 
o más bien le arreglaba la corbata, 
le colocaba los cuellos, 
o le regañaba por ponerse los zapatos viejos. 

Y lo hacía con una sonrisa. 
Porque recordaba esos detalles. 
No lloraba.
Contradiciendo a su alrededor. 

Había muchas mujeres como ella, 
y algunos hombres. 
Pero los menos. 
Con las corbatas ladeadas, 
y los cuellos sucios. 
O con un calcetín de cada color. 

"¿Ves? Por eso yo te corregía" 
pensaba mirando a un hombre mayor, 
agachado a unos metros de ella. 

No lloraba. 
Habían pasado muchos años. 
Muchas lágrimas. 
Muchos primeros de Noviembre.

Ella no había llorado una vez al año.
Ella acudía allí todos los martes, 
a sentarse a su lado. 
Y le contaba cosas. 
"Hoy desteñí las sábanas blancas, 
y ahora son rosas"
"La niña ha dicho que se divorcia, 
mira que tú lo veías venir, 
pero es que no escucha, y claro... "

Y todos los días se despedía. 
"Me voy. Que vienen los niños, 
y no tengo hecha la cena.
Y me llevo esta flor tan pocha, 
que queda muy fea. 
Mira que eres dejado eeh"