Érase una vez que un plan no definido.
una casa a medio acabar,
un cruce de caminos sin señalizar,
un mapa del revés.
Érase una vez que el control no tenía qué controlar.
Y
cundió el pánico.
Érase una vez una
elección entre muchas.
Una carta entre toda la baraja.
Y tocó el comodín.
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