Lanzó una moneda al aire mientras miraba a su contrincante,
fijamente y a los ojos.
No había forma de amañar aquella forma.
No habría duda, un vencedor y un vencido.
Atrapó la moneda, y tapandola murmuraba
"que sea cara"
Inconsciente, así su contrincante también deseaba ese resultado.
Cruz.
Miró a su contrincante con ojos cansados,
y éste le devolvió la mirada,
tan cansada como la suya,
y algo más perdida y carente de vida.
Se giró, dando la espalda a su contrincante.
Y a su reflejo.
Y se fue.
Abandonó una lucha constante,
una pelea sin fuerza,
contra sí mismo, y su reflejo.
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