Justo entonces cojo el vaso, agito el contenido y oigo el ruido de los hielos.
La bebida es dulce, y fuerte.
Cada momento sopeso más la velocidad a la que acercar la bebida a mis labios.
Me gustaría no tener que olvidar varios cientos de cosas.
Pero así es más facil.
Sigo bebiendo.
Apartandome.
Sigo bebiendo.
Cientos de imagenes volviendose cada vez más difusos.
Menos nítidos.
Cegándome.
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