Esta mañana me levanté e inconscientemente, al ir a desayunar, cogí esos dos imanes.
Dos motitas, verde y roja en la puerta del frigorifico.
intenté, sin éxito, como es evidente, unirles cuando más se repelian.
Rabia.
Cuando parecía que había logrado algo,
habiendome costado una gran capa de nata en mi vaso de leche,
se volvieron a separar.
Certeza.
De que por mucho que nos esforcemos en unir cosas que se repelen,
siempre se acabarán separando.
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