Como un combate de espada,
cuerpo a cuerpo,
mirandose a los ojos, desafiandose.
LLamandose uno al otro a la guerra,
retando las posibilidades de vencer,
o de ser quien mordiera el polvo.
Un paso al frente, acercandose a su enemigo,
a quien bien habría valido llamarse su presa,
acercandose calmando sus nervios.
Unos nervios que le proyectaban mil cosas,
pero ninguna de ellas negativa.
Sabía que iba a vencer aquella batalla,
la guerra era un término más lejano,
pero en los ojos de su contrario,
se veía el miedo.
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