Se había sentido importante, imponente.
Una persona digna de una estatua.
Había luchado mucho.
No contra nadie físico, no había matado a nadie, pero había luchado.
Había derramado tantas lágrimas y sangre como un soldado arrepentido.
Pero aquel a quien había derrotado no era en absoluto tan facil de vencer.
Lo había alejado, lamentablemente, de forma temporal.
Hubo de congelar los gritos de júbilo por la victoria, prometiendose sacarlos.
Había luchado consigo mismo en la batalla más decisiva.
Las ganas de vivir se enfrentaron a las de caer.
Y cayó.
Como una gota de lluvia.
Había mantenido el equilibrio, tanto como había podido.
O quizás más.
Seguía siendo el gran héroe que se había considerado.
"Todos los héroes caen. Fijate en Aquiles"
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