Fue un simple choque, y entonces no estaba.
Había estado a su lado todo el tiempo, pero ya no estaba.
Y no recordaba qué había ocurridoni por qué el coche se había detenido.
Un gran agujero en el cristal.
Cristales por el asfalto.
Empezaron a formarse lágrimas en sus ojos e ideas en su cabeza,
antes incluso de que accionara la manilla y saliera del coche.
Antes de ver las luces azules y naranjas parpadeando sobre su cabeza.
¿Donde estaba?
Estaba aturdida, andaba mirando a cualquier punto, pero sin mirar fijamente.
Solo buscaba a quien había estado a su lado minutos antes.
Ya sabía que desviación tenían que coger, ¿Donde estaba?
Unas manos anónimas la cogieron antes de que cayera.
La tumbaron mientras hablaban con términos que, si en algún momento había comprendido, no era ese.
En su mente seguía teniendo la imagen de lo que estaba ocurriendo fuera,
un mapa ubicando todo.
Todo excepto a él.
- ¿Donde está?
El hombre del chaleco reflectante la miró, la abrazó como cualquier padre abrazaría a su hija.
Intentaba protegerla, ocultarla la devastación que había más allá.
Buscaba las palabras menos dolorosas, el abrazo más sincero.
- Lo siento.
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