Habiendo estado en el fondo del más profundo de los pozos,
tener los pies húmedos por haber pisado aquel profundo charco no le importaba.
Un pequeño resquicio en sus botas de agua habia permitido que se filtrara el agua.
Caminaba oyendo el ruido de sus pasos húmedos,
pero no se preocupaba por la humedad.
Tenía muchas otras cosas en la cabeza,
y la posibilidad de un resfriado era la menos importante de ellas.
No se preocupaba por el hecho de que el mundo la mirara distinto.
Habia salido, caido y vuelto a salir.
Y eso era más de lo que se podía pedir a sí misma.
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