La cama no era muy cómoda,
pero era una princesa condenada a dormir por siglos,
esperando que su principe azul llegara a salvarla.
Cuando despertara, la cama sería el menor de sus problemas.
Tendría que enfrentarse a nuevos tiempos.
La adaptación del cuento a la época actual había estaba bien.
Pero ella, tumbada en la cama, no estaba satisfecha.
Se levantó muy lentamente, para no marearse,
y para que la directora del grupo de teatro no la viera.
"Y ¿Por que no es el Príncipe el que duerme?"
Desde entre los telones una mirada que gritaba un "cíñete a tu papel".
Pero, ella dudaba.
"¿Y si la princesa no quisiera despertar?
¿Qué pasaría si viviera mejor en su mundo de sueños?"