- ¿Tú me quieres?
Preguntó con la mirada perdida,
temiendo la respuesta, si es que se llegaba a producir,
tragandose la verguenza.
- ¿Tú me quieres?
Mantenía la esperanza de despertarlo,
de que se girara, la mirara y no fueran necesarias las palabras.
Ahogaba las lágrimas cada vez con más necesidad,
con más fuerza de voluntad.
Reconocía las posibilidades de que no la oyera,
de que posiblemente en su sueño las palabras que había pronunciado no se habían oido.
Se sentía estúpida, se dio la vuelta y miró por la ventana,
aun no era de día, pero la noche ya se había marchado.
Y se giró, y la abrazó.
"Te quiero"
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