Todos decían que perdería el interés,
que en algún momento se acabaría,
o se cansaría.
Pero ella seguía haciendo pompas,
pequeñas y grandes pompas de jabón.
Y después, dejaba el pompero en el suelo,
corría, e intentaba romperlas.
Ella las había creado,
ella tenía derecho a romperlas.
Y volvía a soplar,
creando numerosas pompas de jabón,
que se alineaban y caían.
Que eran de distinto color.
Roja. Verde. Rosa.
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