Me sumerjo haciendo que todo ante mi adquiera un bonito color azulado,
mientras regulo mi respiración.
Inspirar, espirar, inspirar...
Las burbujas son las únicas en romper la calma en la que me encuentro.
Deseo convertirme en pez, y no tener la necesidad de utilizar la pesada bombona de oxigeno que llevo a mi espalda.
Algo interrumpe mis pensamientos:
Un pequeño pez de colores que me mira como interrogándome por estar invadiendo su mundo.
O lo mismo son imaginaciones mías.
Sigo nadando, observando un mundo que no es el mio, pero que siento así.
Continuo rodeada de agua, de silencio, preocupandome por una sola cosa: Mi respiración.
Miro hacia arriba y veo un punto de luz brillante, me dirijo hacia el con un pequeño movimiento de las aletas.
Llego a la superficie, me quito las gafas y tomo aire.
Quiero volver al fondo.
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