Y me callo, hundiendome en un apacible y calmo silencio.
No es frio, a pesar del crudo invierno que azota mi cara poniendome rojas las mejillas y llorosos los ojos,
pero tampoco es calido como un abrazo a tiempo.
Recopilo ideas, capto miradas, entiendo sin escuchar...
Y en mi silencio, voluntario, alguien consigue sacarme una palabra.
Me mira.
Y mis mejillas se ponen rojas, sin frío.
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