Era la reina de la casa,
sin corona ni trono, no me hacian falta.
Era una reina.
Una orden mia y todos estaban a mis pies.
Pero me cansé.
Quería poder elegir sin pensar en lo que acarrearía mi decisión.
Y me equivoqué.
Quería poder descalzarme y olvidarme de normas absurdas, y pisar el cesped.
Y dejé de reinar.
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