que giraba y movía los brazos al son de un "Para Elisa"
trasnochado y desafinado.
Él no era mucho más que un simple soldadito de plomo.
No había llegado ni a ser cabo, a pesar de que lo había deseado.
Y fueron felices.
Qué bonito es cambiar los cuentos para que esta vez nos hagan sonreir.
m gusta muxo lo q as escrito
ReplyDeletex cierto bonitos pies :-))
(soy anthea)