Poesías sin rima ni verso, cuentos para niños que no son para niños, ideas frustradas, y gritos silenciosos.

Monday, 24 October 2011

Malo

Apenas se veían sus ojos vigilantes,
no era más que un fantasma apostado en su portal.
Un fantasma que fumaba, en un intento desesperado de entrar en calor.

Cada calada al cigarro iluminaba tenuemente su cara,
pero era imposible ver más allá de su espesa barba.

Su reacción a los movimientos en el exterior era mínima,
ignoraba los pocos coches que pasaban a su lado,
como había hecho con los dos o tres perros callejeros.
Un gato le miraba.
Un gato tan negro como él mismo.
Con su misma habilidad para desaparecer entre las sombras.

Sus invisibles ojos miraban al vacío,
o a un portal frente a él. No estaba claro.
Esperaba a alguien.

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