"Hay cientos de alternativas"
La frase se repetía en su cabeza.
Era un suicida.
Uno de esos locos que cruzan la reja, y se sitúan al otro lado del puente.
En el lado inseguro.
Se moría de ganas de saltar, aunque esa frase le hacía pensar.
Quería dejar que el frio agua ahogara sus penas.
Que contaminara sus pulmones, invadiendolos.
Pero con miedo.
Un miedo que le hacía saber que seguía viviendo,
que sembraba dudas,
que acercaba imágenes olvidadas de momentos felices a su mente.
Aquel cumpleaños, aquella tarde casera con ella, aquella sonrisa...
Y por cada imagen agradable,
el peso de su estómago, aquel que debía hundirle, menguaba.
Y sus ojos se llenaban de lágrimas.
Cerró los ojos, asentó los pies con fuerza sobre el cemento y,
soltó los cientos de pequeños papeles.
Recortes de aquellos momentos que quería borrar.
De aquellos momentos que le tentaban de saltar.
Así, mirando a ambos lados,
volvió a la parte segura y transitada.
A seguir siendo un trajeado más.
Con final feliz
ReplyDeleteEso esta bien