Quiero huir del mundo, y olvidarme de todo lo que viví en él.
Cosas malas, no tan malas y buenas, para no tener que dudar en el momento final.
Pero, justo en el último momento, cuando estoy a un paso de hacerlolo, de desaparecer, me acobardo.
Y finjo que todo está bien, para seguir mezclandome en el bullicio de una calle cualquiera.
Y sonrío.
Y me harto de que esa sonrisa, que tengo que forzar, y que me arde en la cara.
Y me siento como una muñequita de porcelana, fingiendo una sonrisa, que pinto en mi cara para no crear preguntas, cuando quiero chillar, patalear y que todo cambie.
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