restart

A veces necesitas romper con el mundo, y crear uno nuevo.
Alejarte, aunque solo sean un par de millas y empezar otra vez.

Nuevos amigos, empleo,... Nueva vida.
Dejarlo todo atrás, no importa la manera en la que te despidas,

algún dia, dependiendo de la suerte volverás, o no.
Entonces, en plena creacion de un nuevo mundo, lo unico que necesitarás saber es que el reloj seguirá avanzando.

Y que el mundo que crees, aunque no sea perfecto a ojos de cualquier otro,

si lo será para ti.

dormir oler

Me quedé dormida.
Recuerdo que olía dulce, y a menta, y a hierba recién cortada,
pero ese olor estaba solapado bajo cientos de otros olores.

El olor del detergente caro para la ropa blanca
tendida en dos cuerdas paralelas sobre mi cabeza, el olor a cloro del agua de la fuente.
El olor a chocolate de la tarta sobre la mesa y el olor a la colonia de un niño.
Una colonia demasiado fuerte para él.

Y entonces el olor a césped, a tierra húmeda, y a flores del parterre cercano.
Me giro y el cesped me pica en la nariz.
Me despierta.
Voy abriendo los ojos y mi vista se nubla con pequeñas lineas verdes.
Y una motita roja trepando por ellas.
La mariquita se pone en mi nariz,
pasea por mi frente, y me quita el sueño.

apagar

A veces los sentimientos no son tan buenos como les pintan,
y acabas dolorido, empapado en lágrimas, y cansado de aguantar.
O simplemente arrepentido de sonreir en un momento equivocado.
O de mirar a unos ojos que han prohibido las miradas.

Entonces es cuando deseas encontrar ese interruptor dentro de ti,
y ¡PLAF! apagarlo.

Adios sentimientos.
No sentir nada.
No poder llorar de alegria.
No notar tus mejillas sonrojarse ante un piropo.

Sopesando las opciones.
Voy a apagarme ligeramente, a quedarme en Stand By.

nadar

Me sumerjo haciendo que todo ante mi adquiera un bonito color azulado,
mientras regulo mi respiración.
Inspirar, espirar, inspirar...

Las burbujas son las únicas en romper la calma en la que me encuentro.
Deseo convertirme en pez, y no tener la necesidad de utilizar la pesada bombona de oxigeno que llevo a mi espalda.
Algo interrumpe mis pensamientos:
Un pequeño pez de colores que me mira como interrogándome por estar invadiendo su mundo.
O lo mismo son imaginaciones mías.
Sigo nadando, observando un mundo que no es el mio, pero que siento así.
Continuo rodeada de agua, de silencio, preocupandome por una sola cosa: Mi respiración.

Miro hacia arriba y veo un punto de luz brillante, me dirijo hacia el con un pequeño movimiento de las aletas.
Llego a la superficie, me quito las gafas y tomo aire.
Quiero volver al fondo.

a la cama

Me preparo para asumir cosas que se que jamás asumiré.
O quizás solo para irme a la cama.
Quien sabe.

cambios

Cualquier sueño puede convertirse en pesadilla,
cualquier sonrisa en lágrimas,
Cualquier beso en una mueca de disgusto.

Por mucho que lo intentemos podemos soñar con princesas,
hadas, duendes, angelitos y bellos y coloridos paisajes,
y todo puede volverse negro, oscuro,
que los duendes se convertan en los monstruos de nuestras pesadillas,
las hadas en genios malvados, los angelitos en demonios, y las princesas en macabros payasos.

Y despertar y que todo sea igual.
Todo lo que aseguramos antes de dormir, con cientos de hilos de sedal, se ha liberado, cambiando.

Y nos dan ganas de ser como la princesa de nuestros sueños,
que tira la corona y huye.
Pero preferimos mantener la corona en su sitio,
respirar un par de veces y volver a atar y sujetar lo que nos pertenece.

tanta tinta

En mi precipitación por alcanzar la pluma vuelco el tintero.
Tinta negra sobre la mesa, los papeles y tu retrato.
Pretendo limpiarlo, cuando me quedo paralizada observando como se crean líneas sobre la fotografía,
dañandola, pintando lineas en tu frente, tus mejillas,
y finalmente, haciéndola más valiosa.

Reacciono ante la posibilidad de la perdida total, y rápido quito la tinta y salvo cuanto puedo.
Sin embargo no lo logro.
No te salvo.
Ni a ti ni la montaña de papeleo que tendré que rehacer.

Quizás el ver como se destrozaba tu belleza s eme hizo más apasionante que el sentirme observada
por ti a diario, imperturbable, sonriente.

Miro de nuevo el papel antes liso, en el que tu sonrisa se ha convertido en una mancha negra,
junto a tu mirada y tus gestos.
Y lo tiro.
Sin darme tiempo a plantearme lamentos o intentar recuperarlo.

Si me quieres sonreír, mirar y hablar que sea en persona

abismo

Apenas he colocado los pies ahí, al borde del abismo, y ya siento que he caido.
Algo a pasado.
Me mantengo en mi sitio, pero al mirar al fondo siento que una parte de mi ya esta abajo,
llamandome.
¿Me dejo caer?
Sopeso las opciones.

Caigo.

Inconscientemente mi cuerpo da un paso que me lanza al vacío.

Caigo.
Caigo.

Y no hay golpe, no hay choque.
Abro los ojos, y estoy arriba.
Me giro, me pellizco para asegurarme de que estoy despierta, y doy un paso.
El polvo del camino se pega en mis zapatillas, volviendolas amarillentas.
Mi cabeza se gira inconsciente a mirar el abismo a mis espaldas.
Un "Ya nos veremos" sale de mi boca sin que pueda evitarlo.
Meto la mano en el bolsillo, cojo un par de monedas desgastadas y sucias,
las aprieto en mi mano y las lanzo a mis espaldas.

Abro el coche, pongo el contacto y pienso "Ojalá que esta vez mi deseo sí que se cumpla"

silencio

Y me callo, hundiendome en un apacible y calmo silencio.
No es frio, a pesar del crudo invierno que azota mi cara poniendome rojas las mejillas y llorosos los ojos,
pero tampoco es calido como un abrazo a tiempo.
Recopilo ideas, capto miradas, entiendo sin escuchar...

Y en mi silencio, voluntario, alguien consigue sacarme una palabra.
Me mira.
Y mis mejillas se ponen rojas, sin frío.

Escribir

No sé escribir, ni componer oraciones.
Cojo un bolígrafo de ese bote lleno de ellos, pero no uno cualquiera.
Ese. El que usabas tu.
Con el que creo haré el trazo más fino y delicado.
Y comienzo a hacer mis prácticas de caligrafía:
Círculos ovalados, cuadrados romboidales, y una especia aun desconocida de triángulos.

Un cuaderno con lineas paralelas me espera sobre la mesa.
Cojo otro boli, azul.
Y un lápiz, que los errores hay que borrarlos.

perderse, tentador

Pájaros negros sobre los cables van vigilando mis pasos.
¿De mal agüero?
No lo creo.
Les miro, admiro como ignoran mi mirada y continuo con mi viaje.
Cerca de perderme, pero sin lograrlo.
La verdad...
Estoy a un paso de perderme... SOLO UNO

i miss you

Dos niños sacándose la lengua.
Pero sin rencor.

- ¡¡Que me lo devuelvas!! - la orden va seguida de una fuerte mirada de odio y un posible cabreo de los gordos por parte de esa vocecita chillona que salta alrededor de él sin lograr alcanzar su mano.
- Toma. Es un muñeco, lo hay que montar, y no vas a saber.
- Pues lo monto.

Unas manos pequeñas y torpes, obstinadas en colocar las piezas a su gusto,
y no como dicen las instrucciones, comienzan a trabajar.
Un resoplido y alguna que otra pieza atravesando la mesa es el resultado.
Él la acerca uno de los brazos del muñeco.
Esos grandes ojos azules que habían estado mirando el proceso miran atentamente la cara de frustración de ella.
- ¿Me dejas que te ayude?

Ella le mira con desconfianza.
Resignación.
Le acerca las piezas, pero esconde debajo de su mano las pegatinas, como siempre.
- Vale.

El muñeco toma forma.
Pegatinas. Sin seguir las instrucciones también.
Una sonrisa en la camisa, un ojo distante del otro...
Pero no importa. Ella sonríe.
- ¿Ves? No es tan difícil Boba.

La cámara recoge el momento.
Dos niños. Sacándose la lengua.
Pero sin rencor.

jugar

- Me apetece jugar a algo contigo.
- ¿A qué?
- No sé, improvisemos.

me marcho

Me marcharé, abandonaré todo tipo de responsabilidad y de recuerdo.

Y entonces, te echaré de menos.
Y tendré que volver la vista atrás, girándome. dudando,
a pesar de que me prometí a mi misma que no miraría atrás,
y todo para verte ahí, de pie en el andén.

Viéndome poner un pie en ese andén que me alejará de ti.
Pero no me frenas.
Me miras, y con tus bonitos ojos me recuerdas que eso es lo que debo hacer.
Pero me recuerdas también el sabor de tus labios, el olor de tu piel...

Dudo.
Miro el reloj del andén.
Aun tengo tiempo.
Corro  y me lanzo sobre ti, te abrazo, y me abrazas.
Te robo un beso.

Ahora, ya sí que puedo marcharme.

fotografía

Una fotografía.

Apenas un trozo de papel, y ha logrado desatarme las lágrimas.

No sé hasta que punto son de tristeza, y donde empiezan las lágrimas de alegría.

Si es que existen.

Sobre el papel, ahora inundado en lágrimas, tu, yo y las locuras que cometimos.

Yo las llamo locuras.

Por eso de que los locos, y los poetas, cometen locuras.

Tu llamalo error.

O COMO TE DÉ LA GANA.

mi mamá

Y así es como se hace. - Dijo mamá mientras terminaba de atarme los zapatos.
Eran mis primeros zapatos de mayor, con cordones.
Ya no tenían purpurina o dibujitos.
Y definitivamente, no eran de velcro, por lo que no hacían ese sonido tan irritante al quitarmelos.
Eran mis zapatos de empezar el cole.

Inevitablemente tuvo que atarme los zapatos hasta el año siguiente.

Y ahora, me llama y me dice: ¿Sabes hacerlo?
Pregunta por que sabe que no sé.
- Se hace así...

ya mañana

Todos los años igual.
Muchos propósitos para el año nuevo.
Metemos anillos en el champán, cruzamos los dedos, levantamos el pie izquierdo para evitar entrar con el mal pie al año...
Pero el día uno, después de la noche entera de fiesta, o bien no recordamos esos propósitos, o bien hacemos como que no existen.
Porque pensar en el gimnasio en las condiciones en las que te levantas no es sano...
Y teniendo ese sabor de boca despues de toda la noche en el bar, tragando el humo del cigarro del de al lado, apetece un poco de chocolate.
Y el día siguiente, el día dos, nos levantamos, y nada más pisar el frio suelo, nos damos cuenta de que ya, desde el primer día, hemos incumplido nuestro propósito. Y pensamos, ya mañana.
Esa gran frase que nos hace abandonar las cosas.
"ya mañana".
Ya mañana voy al gimnasio a apuntarme.
Ya mañana empiezo a estudiar a diario.
Ya mañana dejo de comer bollería.
Ya mañana empiezo a..

YA MAÑANA.

no hearts

Empiezo el año planteandome mis errores del año pasado,

por no repetirlos.

Por saber que piedra tengo que evitar para tropezar.

Sintiendolo muchísimo, entre amigos no hay corazones.